Definir la propuesta de Pedro Martín como cocina española es limitar la apreciación, porque en sus recetas convergen paisajes, tradición y oficio. Gracias a su curiosidad nata, su sangre ligera y su inquebrantable tenacidad, se ha empeñado en explorar como pocos cocineros las regiones más recónditas de México, su hogar adoptivo desde hace doce años. Donde ha creado vínculos y amistades, con colegas y artesanos, desde la sierra hasta la costa a lo largo del país. Lo que le ha permitido conocer desde el origen la gran diversidad de ingredientes y culturas. Esas travesías las refleja en sus recetas, en las que hay matices tan complejos como de sutil armonía. En cada plato se nota la disciplina que requiere la buena cocina, pero a la vez la alegría de sus sabores.
Destaca su habilidad con terrinas, salsas, embutidos, escabeches y, sobre todo, el dominio de la brasa, que de puro aroma alimenta. Es oriundo de la isla de la Palma, un archipiélago en el océano Atlántico donde el cruce de culturas entre África, la península ibérica, Sudamérica y el Caribe marcaron su paladar. El campo, la caza y la pesca son de las grandes pasiones de este cocinero canario. Con más de veinte años en la industria, aún esta por mostrar lo mejor de su cocina sin reglas.
Pedro Martín nos espera en Bulla Tapas y Vino su nuevo restaurante, donde el vermut, los platos de cuchara y la parrilla son ejes del menú. (Mazatlán 20, Condesa)